No soy Feminista

Feliz junto a los hombres de mi familia

Hace unos días un apreciado caballero me dijo que tenía muy buena tecla pero que no llegaba mucho al sexo masculino porque era muy feminista y mis temas iban dirigidos a mis congéneres, pero no, está equivocado, muy equivocado. No soy feminista, en serio que no, lo juro pues. Es más estoy caliente con esas mujeres que desde hace siglos andan pidiendo una liberación y lo que han hecho es empastelarnos la vida, tal cual,  y paso a explicar por qué.

Yo me imagino a las mujeres del siglo XIX  o de principios del siglo XX, plácidas en sus casas, arreglando lo suyo con amor, porque lo que es de uno, uno lo arregla con amor y si es una casa más. Con el placer de cuidar ellas mismas a sus hijos, sin dejarlos en manos de extraños, sin el trauma de separarse de ellos ni el sentimiento de culpa por dejarlos con otros que a veces no son ni familia tuya.

Sigo imaginándolas con tiempo para leer cuanto libro se atravesara (recuerden que tenían tiempo porque además de que no había internet ni tv, tus hijos los criabas tu y por lo tanto eran bien portados y obedecían tan sólo con mirarlos), así que deben haber acabado con la biblioteca entera.

Asimismo deben haber sido o al menos haberse sentido muy bellas, porque tenían tiempo para ejercitarse, hacerse mascarillas, relajarse, realizarse los más caseros y efectivos baños de crema y pare de contar. Además de tener la más espectacular vida sexual con infinidad de orgasmos, porque al tener tiempo hay disposición y al haber disposición,  el cielo es el límite. Wao mejor no sigo pensando en los orgasmos y sigo.

Lo mejor del cuento es que todo (libros, comida, ropa y belleza) lo hacían con dinero de otro, es decir del marido, si vale, que cosa más buena; porque vamos a estar claras que los hombres no son exigentes sólo necesitan comida decente y buen sexo y ellos te dejan ser y te ayudan a ser. No faltará quien diga “eso es muy malo depender de otro” o “ay no esperar que alguien te dé para comprarte tus propias cosas”. Que malo nada! Malo es madrugar para ir a trabajar a la calle y caerte a golpes contra el tráfico y el mundo.

¿Qué carrizo ganamos con la bendita liberación femenina?, respuestas que me han dado algunas: independencia económica, bueee eso es relativo, porque si acabar con tus neuronas o tu cuerpo (dependiendo del caso)para que te den salario y después tener que usarlo para “ayudar” con los gastos de la casa, la verdad no le veo la gran ganancia. Otras me han dicho, “ser dueña de tu cuerpo”, ay sí como si la infidelidad no hubiese existido toda la vida, o las mujeres hubiesen muerto vírgenes si no se casaban. “Eliges cuando ser madre” eso también es relativo pues el método del ritmo les funciona a muchas, las píldoras no le funcionan a todas y si no se hubiesen puesto con la petición de liberación, igualito las casas farmacéuticas hubiesen dado con los métodos anticonceptivos, pues ellos andan en busca del dinero.

Les explico qué ganamos, salir a trabajar en la calle (muchas veces por sueldos irrisorios como el de los venezolanos), llegar triple cansada a casa y tener que limpiar, cocinar y demás quehaceres salvajes (no le veo lo doméstico), y para colmo tener que hacer el amor cuando en realidad sólo quieres dormir, (recuerden la disposición del párrafo anterior) para tener como resultado relaciones mecánicas sin placer… ah y para remate tener que contribuir con los gastos de la casa, aunque sean gastos menores (algunas mantienen los maridos).

Por eso NO SOY FEMINISTA, me niego, me declaro en rebeldía, no me gusta su acepción de la palabra. La ufanada igualdad no es que salgamos a trabajar a la calle, es que los hombres trabajen en la casa, eso es igualdad. Hemos avanzado en ese camino, pero falta mucho. Mala estrategia mujeres, por eso me quedo con los hombres