En Venezuela hay
un refrán que reza “Matrimonio y Mortaja
del cielo bajan” y significa que desde el cielo se decide cuando te casas ( si
es que te casas) y cuando te mueres, que eso si es seguro que a todos tarde o
temprano nos toca.
El matrimonio es
el estrés de las mujeres desde tiempos inmemorables, para ello solo debemos
recordar la famosa Dote que existió hasta hace poco, puesto que en algunos
países “civilizados” se extendió hasta principios del siglo XX y consistía en que la mujer tenía opción a casarse solo
si ella o su familia entregaba un patrimonio al futuro marido para que este la
administrara, mientras mayor dote, mejores candidatos. Habrase visto semejante
desfachatez y abuso, una ahorraba y otro se lo gastaba, sin derecho a patalear!!.
Pese a lo absurdo de la cosa, las mujeres luchaban y sufrían por el bendito
matrimonio y por supuesto las pobres no tenían chance, cuando mucho un
concubinato mal habido. Alguien recuerda Inés del Alma Mía de Isabel Allende??
.
Luego que la
bendita Dote se eliminara, le pusieron una nueva condición a la cosa, y es que
tenías que ser virgen, llegar virgen al matrimonio; y ahí se desarrolló uno de
los machismos más grandes de la historia, aun sufrido por muchas mujeres,
recuerdo clarito a una amiga de la adolescencia que decía “¿y ahora quien me va
a querer si ya no soy virgen?” me provocaba matarla cada vez que lo repetía
sumergida en llanto.
Por casarte o
ahora en esta época “vivir en pareja”, haces lo que sea y eso incluye: quedarte
virgen, porque hoy más que nunca ese himen es valorado; hacer platica para
ayudar a tu marido; ponerte siliconas en los pechos, en el culo, en la cara y
donde sea porque la belleza enamora a los hombres; matarte de hambre porque
mientras más famélica, más chance tienes.
Mientras más
cerca de los 30 estás, más cosas increíbles empiezas a hacer, te vas a tascas
sola, viajas por el mundo buscando el hombre ideal, revisas chat de parejas, y
hasta te haces la bruta porque los caballeros las prefieren brutas; waooo, la
meta es casarse, entrar a la iglesia, tener hijos y vivir felices para siempre,
con casa rosada y perro incluido.
Ese es un chip
que nos metieron nuestras madres desde que nacimos, que error, o mejor aún “que
horror”, nos lavaron el cerebro con muñecas, cocinitas y servilismo hacia el
sexo masculino. “una mujer sola es incompleta” “una mujer sin marido nadie la
respeta”, “tienes que casarte y dar el ejemplo”.
Pues no, no y
no, una mujer debe casarse por convicción, por decisión y por amor, en ese orden.
Y si no se quiere casar y es feliz así, pues que no se case!! Hay que borrar
del léxico latinoamericano la palabra solterona, porque no es correcta, se es
soltera, aunque se tenga la edad que se tenga, ese “ona” es de lo más
peyorativo que conozco.
Los que deberían
estar locos por casarse son los hombres, son ellos quienes necesitan que les
digan qué ponerse, qué comer y cómo vivir, ¿no lo han entendido?, son los
hombres los que necesitan aceptación social y son los que mueren por dejar
descendencia, es más mueren por dormir acompañados.
Por eso date tu
lujo, tu postín, escoge, decide, no te desesperes, total si no agarras el
consejo de que “matrimonio y mortaja del cielo bajan” lo más seguro es que por
angustia vas a elegir al más vicioso y el menos conveniente. Así mujeres que a
estudiar, a trabajar y ser felices con lo que les plazca, porque no hay nada
más relativo que la felicidad y por experiencia les digo que no siempre el
matrimonio es felicidad, he visto muchas solteras felices y mucha casada
desgraciada; así que la decisión es tuya, porque la meta es ser feliz y no
siempre con una persona.
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