¡Cállate extranjero!


Ya está, lo digeriste, internalizaste que no hay más cielo azul intenso, que se acabó el clima tropical y la gente que sin motivo alguno anda feliz en las calles; lo asumiste; hace meses abriste tu maleta cargada de incertidumbres (esa vaina que de sueños es paja), hiciste los trámites migratorios, pagaste el derecho de piso, te jodieron, te sobrepusiste e intentaste adaptarte nuevamente, crees que lo logras y pasan vainas como…
(Cola para pagar en el supermercado) Un señor delante de ti lleva un carrito full pero están en la caja rápida, máximo 15 artículos, con respeto le dices que siga a la caja normal, cuando escucha tu acento venezolano te mira con desprecio y te dice: “usted a mí no me va a decir qué hacer en mi propio país, cállese y váyase al suyo”.
Si estás con una amiga en el telecajero  y a ella se le  ocurre decirte algo justo cuando estás operando la máquina, el que está atrás que no había ni abierto la boca, pero escuchó tu acento dice “cállense, por eso es que no terminan de salir de ahí”.
No es menos en las conversaciones con tus conocidos o compañeros de trabajo, puedes decirle datos exactos, cifras, nombres, pero siempre creerán que no sabes del tema porque “tú no sabes, no es lo mismo que Venezuela, mejor deja de hablar del tema”. No importa si es de farándula, de un semáforo dañado o de la eliminación del congreso, la respuesta es la misma “desconoces como es, mejor no opines, además debes ser agradecido”.
Así;  muchos ahora entienden que perdieron su familia, perdieron sus amores, perdieron sus bienes (algunos vendieron todo para poder salir), perdieron sus títulos profesionales (ejercer tu carrera es casi imposible), perdieron sus mascotas y lo que es peor… también perdieron un importante derecho humano,  el derecho a opinar y disentir.
-       Licenciada ¿me está escuchando?, parece que su mente está en otra parte, le repito, si usted no profundiza la noticia y plasma un verdadero análisis de la información, deberé pedirle a otro colega suyo que haga el reportaje, porque este portal necesita noticias contundentes donde no solo se digan datos sino donde se deje la puerta abierta al pensamiento del lector.
-       Disculpe jefe, claro que lo estoy escuchando y no se preocupe voy a llenar todos los baches informativos que tiene el texto, lo hago de inmediato.
Mientras camino hacia mi oficina pienso con preocupación que debo superar  como sea ese miedo a opinar –incluso escribiendo-  que me quedó de mi proceso migratorio, porque ya tengo un año que regresé, un año desde que la diáspora ya no tiene motivos de ser diáspora, porque empieza a renacer la democracia, la modernidad y todo lo que ello conlleva. Pero no es fácil, como recordaba hace un momento fueron muchos desprecios y descalificativos por pensar, hablar y opinar, fueron 4 años donde me anularon el “ser humano” al quitarme el derecho a hablar, opinar, disentir y contradecir, estoy pasando ese proceso de dejar de ser sumisa para nuevamente ser reflexiva.
Dios mío, este trauma me lo tengo que quitar, no sé si me voy al psicólogo, no sé si me desahogo con mi madre, que ahora que regresé le volvió el alma al cuerpo y solo tiene palabras afectivas para mí, no sé qué haré, pero de que lo hago, lo hago, no tengo opciones, si pude sola, sufriendo, llevando frío, malos tratos,  lejos de mi familia y mis afectos, más rápido voy a poder en mi tierra, con mi gente, sabores, olores y amores.



Comentarios

  1. LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA DEL PERU ESTABLECE CLARAMENTE QUE NO HAY DELITO DE OPINION!

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